A mí del naranja me gustan las personas pelirrojas, con sus pecas y ese pelo a lo loco-loco-loco. ¿No deberían llamarse pelinaranjas? (¿O pelinaranjos, por aquello de la igualdad?) Como el naranja es hijo del rojo y el amarillo, vive ahí como un butano encendido en el mar de la confusión: hay marrones que son naranjas, rojos que le roban el nombre y atardeceres amarillos que por un instante prenden fuego.
La historia de este color es bien chula: originarias de la India, las naranjas se llamaban "nareng". De allí fueron a Arabia, donde mutaron a "narang", y al final los Cruzados se las trajeron a Europa. Llegaron primero a Francia, y los franceses, que son capaces de sacarle el punto chic hasta una pieza de fruta, las llamaron "orange" por sus reflejos oro. Ya te digo.
"I Feel Orange", decía el título del mail. Vaya por Dios, ¡otra coincidencia! Y al abrir y darle al clic, resulta que tenemos nueva revista de diseño y arte gráfico: "I Feel Orange Magazine". Producida por el colectivo Arabeschi di Latte, llega acompañada de Apartamento Magazine, -una de mis favoritas, sin duda, có-mo-me-gus-ta-esa-re-vis-ta!- y el 11.11.11 han montado una fiesta para celebrar que la vida es de color naranja.
Le han llamado la "I Feel Organge Party".
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Yo quiero ir a esa fiesta, y beber orangina hasta caer desplomada.
*Imágenes via @beautiful y I Feel Orange
Un experimento con niños pequeñitos demostró.... que si le poníamos a los niños un mostrador con frutas, verduras, carnes, chuches... y les dejábamos elegir lo que querían durante varios días en el cole, al principio se tiraban a las chuches pero luego poco a poco agradecían las frutas y verduras. Me encanta la metáfora de la sopa juliana.
ResponderEliminarUn consejo de un nutricionista:
Coma usted de todo pero en plato de postre. (poca cantidad)