lunes, 21 de noviembre de 2011

El talento creativo de John Talabot, el artista con nombre de colegio.


"La música es un lugar donde la gente se encuentra con su espiritualidad". Tony Andrews 

PARTE I- DESCUBRIENDO A JOHN TALABOT 

Y entonces muchos a mi alrededor empezaron a bailar con el cuello. Hacia delante, hacia atrás. Por un momento, la sala de Lectures de la Red Bull Music Academy (RBMA) parecía un bosque de gacelas: música, silencio, y 31 jóvenes promesas en suave movimiento. Sentados, sus pies marcaban el ritmo: tic-tac-tic-tac, todos con zapatillas. La mayoría escuchaba con los ojos cerrados, no debían superar la treintena, y era más variados que el chiste de "va un inglés, un español, un francés y un alemán...".

"Sunshine" de John Talabot sonaba tecnologicamente dulce. Este catalán, que le había tomado prestado el nombre musical al colegio donde estudió - John Talabot-, se hacía rulos en el pelo con la mano derecha mientras su mano izquierda respondía a las preguntas con el micro en la mano. Me pareció un artista soleado: había frescura en su discurso.

En la RBMA lo escuchábamos unas cuarenta personas. Estábamos sentados frente al sofá en el que Gerd Janson le entrevistaba en un inglés con disimulado acento alemán. Él contestaba en otro inglés con también disimulado acento catalán, y "Everybody loves Sunshine" era el nombre de su Lecture: una hora de entrevista en vivo, donde John - Oriol para los amigos- desgranaba la historia de su carrera mientras "pinchaba" algunos de sus temas. 

A John Talabot no le gustan las entrevistas, así que ¿para qué incordiar? Gerd Janson ya le estaba haciendo una muy buena. Mientras le escuchaba, no pude evitar pensar en la similitud entre los procesos y las personas creativas: en la música, como en todas las cosas.





PARTE II/ LA ENTREVISTA A JOHN TALABOT 

A John Talabot no le gustan los deadlines. Cuando descubrió su amor por la música, ahorraba como un loco para poder hacerse con nuevos discos. Los compraba por eBay. Y se ponía la alarma a las tres de la madrugada para pujar por su compra. Su madre alucinaba. Llegó a pagar 40 euros por un disco, que no siempre era tan bueno como esperaba: "Pero estaba bien intentado, porque a veces sí pasaba, y entonces encontrabas algo mágico"

De su primer disco, Summer, sacó nada, 250 copias. Los grandes lo descubrieron, y así comenzó su éxito en 2009: "Y yo no entendía, no entendía cómo 250 copias podían haber llegado hasta los grandes medios. Pero es lo que tiene Internet, que puedes hacerlo todo más grande". 

Su sello discográfico se llama Hivern. Del catalán, Invierno, porque es la estación en la que compone música.

- ¿Y el verano? 
-  No, no, el verano en Barcelona es para salir, para estar fuera, para salir todo el tiempo. Además en mi estudio no hay aire acondicionado y me moriría del calor. (risas). 

Talabot no sabe cómo definir su estilo musical, ni tampoco le importa. Él sólo quiere hacer música: hacer la música que hace. Vive en Barcelona, y aunque podría mudarse a ciudades de la escena musical como Berlín, no quiere: le gusta esa idea de vivir en un lugar pequeño y exportar su música. Le gusta esa sensación. 

Buscando y buscando el estilo musical que no encontraba, un día Talabot compró dos records en una tienda de música. Le encantó cómo sonaban: ¡Es esto! Los compró, pero  de vuelta a casa comprobó que no sonaban igual. Entonces volvió a la tienda y le dijo al dependiente: -Perdona he comprado estos records pero en mi casa no suenan igual que aquí... Al señalar el reproductor, el dependiente le dijo: -Ah, disculpa, es que ese reproductor está roto. 

Y así llegó su música: gracias a un error. 

Ahora, Talabot vive concentrado en el momento, intentando darle al "ahora" toda la energía que lleva entre manos. Lo único que quiere es estar orgulloso de su trabajo, intentar dar lo mejor de si mismo, y que cuando pase el tiempo y mire hacia atrás pueda decir: ahí está mi mejor yo. 


PARTE III/ COSAS QUE TODA MARCA PUEDE APRENDER DE RED BULL 

El sábado, de vuelta en el tren, pensé: vaya tela con Red Bull. Una marca de refrescos que se convierte en mecenas de la cultura, y organiza un evento cada año en un país, -este año, en Madrid- donde pone al servicio de 60 jóvenes del mundo entero toda la expertise de los profesionales del sector. Lectures por la mañana y por la tarde, y el resto del tiempo salas completamente acondicionadas para tocar, experimentar y desarrollar su talento musical. 

 "Por encima de los medios, por encima de la logística, por encima de la investigación que aquí se realiza en torno al futuro de la música y los conciertos en la ciudad que organiza la RBMA, lo más importante son las personas que participan",  me decía Víctor Ronco mientras me enseñaba la Nave 15 del Matadero de Madrid, ese espacio de creación diseñado por los arquitectos Langarita y Navarro "donde las cosas ocurren". 

Las marcas se han convertido en mecenas de la cultura, (qué buena noticia). Y Red Bull ha comprendido que la música es un ascensor de las emociones que, puesto al servicio de las marcas, acerca audiencias y genera una bonita conversación. La música es sentimiento, y como afirmó el abuelo de la electrónica, Morton Subotnick en su Masterclass vespertina en el Reina Sofía sobre las raíces de la electrónica: "Los cambios de paradigma, además de nuevas tecnologías y software, necesitan de personas con poesía. Personas que sepan cómo utilizarlas, personas con visión"

1 comentario:

  1. Personas con poesía...mecenas de la cultura, tiempos de crisis, estamos renaciendo??? Renacimiento, personas con múltiples inquietudes y facetas ... te pega.

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