Una entrevista a la diseñadora Therese Sennerholt

A las afueras de Estocolmo, allí donde el invierno es blanco como el algodón y el verano verde color lima, vive Therese Sennerholt. Esta sueca que siempre sonríe por e-mail descubrió el diseño a los doce años. Y no, no lo hizo en Estocolmo, la capital de la sofisticación: Therese se crió en un pueblo pequeñito, pero desde los doce años, su mayor pasión era invertir toda la paga semanal en revistas como Harper''s Bazaar o Vogue.

Acariciar esas páginas le hacía feliz. Descubrir una a una cada fotografía, pasear con las palabras y el arte final de cada reportaje no tenía precio para ella. Por eso, cuando se hizo mayor, no dudó en formarse en el ámbito del diseño y el márketing, la historia del arte y el branding.

En la actualidad, Therese trabaja como consultora freelancer para proyectos de publicidad, diseño editorial e identidad corporativa. Y desde hace un tiempo, Sennerholt tiene también este pequeño tesoro gráfico, que en realidad comenzó como un hobby. Cuando lo encontré, sentí mucha curiosidad por saber de dónde venían las ideas y frases que plasmaba en sus diseños,  y decidí contactarle para preguntárselo. La respuesta decía así:

"Mis ideas proceden de muchos lugares. Muchas vienen de amigos, algunas son de personas famosas... pero la mayoría son cosecha propia. El diseño de las piezas surge de un momento de inspiración: normalmente, las mejores creaciones llegan cuando estoy en una actitud juguetona, y me siento en libertad con mi proceso de trabajo.

Algunas veces el estrés es bueno, pero en general, funciono mejor en estados de paz mental: en esos casos, las palabras, el pensamiento y la inspiración surgen de forma espontánea. Y la música. La música me inspira".

Hace muy poco, estos chulísimos Notebooks se han unido a la familia de diseños lanzados por Sennerholt. La fotografía es de Henrik Bonnevier, y con ella y un bizcocho, nos despedimos hasta el lunes a las ocho. ¡Buen finde!

Más sobre Therese Sennerholt y su tienda on-line,  aquí.