domingo, 20 de febrero de 2011

A las mentes polivalentes, con mucho amor.

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Últimamente he descubierto -con enorme regocijo- que hay bastantes personas cuya mente levita más de lo que parece. De hecho, creo que un grupo en facebook llamado "Yo también conozco a alguien que vive en la parra" podría triunfar. Si has tenido la fortuna de conocer a un "parrer" y viajar a su país, sabes muy bien de que hablo. 

Por desgracia, no hay ningún mapa ni compañía aeréa que te lleve hasta La Parra. Ni siquiera Google ha dado todavía con las coordenadas. Porque La Parra es como el talento: hay personas que nacen, crecen se reproducen y mueren con un don, y otras cuyo descubrimiento es consecuencia de una búsqueda indirecta. He observado que las primeras conviven comodamente con el liderazgo y la exposición, mientras las segundas, cuando lo descubren, se preguntan: "Glups. ¿Y ahora que se supone que debo hacer con esto?"

HISTORIA DE LA PEQUEÑA FATALIDAD DE LAS ETIQUETAS, Y EL DESCUBRIMIENTO DE LA BELLEZA DE LA TRANSFORMACIÓN. 

"Mis amigos dicen que soy un poco bipolar, porque no me decido por nada: me gusta el diseño, me encanta el arte, y me gusta la moda. Me gustan tanto las tres disciplinas, que no me decido por ninguna". Me lo contaba un recién licenciado periodista en compañía de un café caliente, un sábado por la mañana de un Madrid envuelto en lluvia y un gris multicolor. "Tus amigos se equivocan de término: se llama ser polivalente, y por fortuna, no es una enfermedad. Créeme: sé de que hablo, porque pertenezco a la especie", le dije yo.

Un polivalente es una suerte de parrer libertario al que no le gustan nada las etiquetas. Curiosos por naturaleza, son flexibles como el chicle y suelen tener una mente tan hambrienta como una esponja. En lugar de decir "Esto es", ellos suelen afirmar: "Uy, ¿y esto qué es?", lo cual abre un importantísimo abánico a la posibilidad que, bien gestionada, puede llegar a convertirse en oportunidad.

Por desgracia, un polivalente suele tardar más que la media en encontrar su lugar en el mundo profesional. Pero no todo son desventajas: las vueltas que un parrer da por el camino le transforman en una especie de explorador curtido, un Calleja de la vida profesional, con un atractivo desconocido para él... que le convierte en un ser capaz de muchas cosas. 

El problema surge cuando el entorno se empeña en ponerle etiquetas a todo. El Coolhunting, por ejemplo, es una buenísima muestra de ello. La disciplina vive rodeada de un montón de mitos superficiales que no ayudan mucho a que marcas y empresas apuesten por él. Me lo confirmaban ayer Manuel Serrano y Lourdes Rodríguez, en una interesante conversación sobre la Asociación Española de Coolhunting que han creado, una plataforma que busca poner al servicio de unos y otros las herramientas necesarias para innovar con sentido en el nuevo escenario en el que nos encontramos:
"El cambio presupone que ya nada será como antes, y por eso decimos que el cambio es impredecible, catastrófico, que está relacionado con el porvenir y con la capacidad de imaginar el futuro como algo completamente distinto del pasado. 
Al revés, la transformación o metamorfosis es un proceso biológico relacionado con el alma de las cosas: es la oruga que se transforma en mariposa. La transformación está contenida en su resultado, es el porvenir del posible, y nos lleva a reflexionar sobre la génesis profunda y la irreducible proximidad entre lo humano y lo natural".**

Una buena idea contiene una serie de ingredientes que se mantienen en el tiempo: "Cambian las personas, los productos, los medios, los formatos, pero no cambia la necesidad de comunicarse", afirma Agustín Medina, autor de "Ideas para tener ideas".

Nos transformamos y en el camino, el alma de nuestras cosas cambia de vestido y se prepara para la próxima estación. Pero en el fondo, el porvenir más posible está contenido en mentes capaces de pensar, cuya personalidad nace, crece y se transforma al son de sus experiencias: "En realidad, en todas las profesiones estamos volviendo otra vez a combinar generalistas con especialistas. Yo creo que en la comunicación ya hay grandes especialistas, y sin embargo, falta gente que pueda mirar la sociedad de una manera mucho más abierta y transversal", afirmaba Antonio Núñez en una entrevista sobre Storytelling realizada en Madrid hace un par de años.  


Los parrers son esas mentes polivalentes que, cuando trabajan mano a mano con mentes especializadas, convierten a la oruga en una bella mariposa. Para todo lo demás, etiquetas. 

*Un cartel, visto en la librería de AbGloria  
** Elisabetta Pasini, en "Cambio y transformación: dos exposiciones en París", en el blog de Experimenta.

4 comentarios:

  1. Fantástico. Fantástico. Por fin tengo una etiqueta. Polivalente.

    Ha sido un gran placer leerte. Gracias.

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  2. Tropecientas gracias.

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  3. Siempre me habían dicho que "mi problema" era que no sabía qué quería hacer en la vida. En realidad es que hay tantas cosas que querría hacer...

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