Carl Honoré era el plato fuerte de la última jornada de un congreso que desde 2004 ha convertido a Elche en el protagonista del Citymarketing, esa disciplina destinada a imaginar mejores fórmulas para dar a conocer una ciudad. Honoré es autor de "Elogio de la lentitud", un libro publicado en más de 15 idiomas, que llegó a nuestro país en el año 2005 de la mano de RBA editores.
Recuerdo muy bien la impresión que me causó el libro. Lo abordé después de varios años de intenso trabajo, a la vuelta de un periplo londinense de tres meses que me devolvió a casa con el chip cambiado. En las notas que guardo había cosas escritas como ésta:
"La velocidad en si misma no es mala. Lo que es terrible es poner la velocidad, la prisa, en un pedestal. Al principio era sólo el terreno laboral, pero ahora ha contaminado todas las esferas de nuestras vidas, como si fuera un virus: nuestra forma de comer, de educar a los hijos, las relaciones, el sexo... hasta aceleramos el ocio. Vivimos en una sociedad en que nos enorgullecemos de llenar nuestras agendas hasta límites explosivos".
Aquel viernes por la mañana, el hombre de tallo alto nacido en Edimburgo, criado en Canadá y ahora residente en Londres, hablaba un perfecto castellano bañado en un dulce acento argentino. Periodista de profesión, comenzó su intervención contando el momento de "clic" mental que le llevó a cambiar de vida. Fue una noche, sentado al borde de la cama de su hijo...
Como cada día, su retoño le esperaba para que le contara un cuento al acostarse. Era casi siempre el mismo: "Blancanieves y los siete enanitos" , y el hijo ya se lo sabía de memoria, pero no le importaba: le gustaba dormirse al arrullo de la voz paternal. Pero a Carl, que llegaba a casa con el acelerador puesto y la prisa metida hasta el cuello, los siete enanitos le parecían muchos enanitos, así que aquella noche decidió acortar el cuento y quedarse sólo con tres. "Papá, pero dónde están los otros enanitos... ¡si eran siete!". Sentado al borde de la cama de su hijo, pensó: "¿Qué vida es ésta que me hace cargarme a los 4 enanitos restantes de ese momento especial que paso al final del día con mi hijo?"
CARL HONORÉ Y EL MOVIMIENTO SLOW. HISTORIA DE UNA TENDENCIA QUE VIVE D-ESPACIO PERO AVANZA DEPRISA.
Cuando pienso en el movimiento Slow me gusta pensar que su mejor traducción al castellano tiene parada en la estación del vocablo D-espacio, ese lugar donde cada actividad encuentra su espacio de tiempo justo: ni más... ni menos. Porque, en contra de lo que pueda parecer, este movimiento no habla de inactividad, lentitud o pasividad: En la era de la hiperactividad, del fast, fast, fast, aquí y ahora, reclama recuperar "il tempo giusto", ése que nos lleva a correr cuando es necesario... pero no todo el tiempo.
Con réplicas en ámbitos variados de la actividad humana, -desde la comida hasta las vacaciones, pasando por la comunicación slow, la moda slow, el diseño slow.... - el movimiento nos ha regalado ideas tan sugerentes como éstas:
"Los recursos de la Tierra no son ilimitados. Por eso, un consumo sensible es vital para asegurar la continuidad de nuestro planeta. Tenemos que cambiar nuestra mentalidad, y empezar a concienciarnos de este hecho: consumir más no significa necesariamente tener un vida mejor". Movimiento por la Slow Fashion, via Allure-Allure y El Fashionista.
"En nuestros días, la velocidad a la que fluye la información ha creado una enorme expectación en torno a la respuesta instantánea y la disponibilidad constantes, hasta el punto de convertirse en un problema personal para muchas personas, que viven agobiadas, estresadas, obsesionadas". Manifiesto Slow Communication
"Internet nos dió un gran regalo: poder trabajar desde cualquier parte. También nos trajo un inconveniente: que ahora trabajamos casi todo el tiempo". Idem
Manifiesto del Nissan Cube
Pero, ¿puede una ciudad, un país, ser diseñado para vivir a la velocidad justa? Carl Honoré piensa que sí, y en el marco de aquel evento de Citymarketing, éstas fueron algunas de sus propuestas para salvaguardar y promover lo genuino y auténtico de cada ciudad, eso que lo convierte en un lugar atractivo para el turismo exterior y sus ciudadanos:
1. Favorecer espacios lúdicos al aire libre.
2. Limitar el tráfico.
3. Promover la cultura de la creatividad y la innovación.
4. Crear espacios libres de tecnología.
5. Potenciar el turismo de alta calidad.
6. Promover a las empresas que ofrezcan un alto valor añadido para sus trabajadores: vida profesional y personal, flexibilidad, modelos integrados de rendimiento, etc.
7. Armonizar horarios y diseñar nuevos modelos de control del tiempo.
8. Aprovechar lo "Slow" como punto atractivo para el turismo.
Fue interesante. Al comenzar su intervención, antes de la anécdota de los 3 enanitos, Carl Honoré comentó que sus amigos le habían hecho un poco de broma al contarles que venía a España a un congreso: "Ah, no te preocupes, en España son bastante lentos".... Sus tiros no iban por el sarcasmo, sino por la invitación a la reflexión. Una mujer de entre el público supo pillarlo al vuelo, (creo que era catalana) y en el turno de preguntas hizo una reflexión que me gustó mucho. Decía algo así como...
"Es cierto. Podría parecer que España es un país Slow, pero la realidad cotidiana de muchas personas por horarios interminables de trabajo; Además, ahora con la crisis, trabajamos más y cobramos todavía menos, y la conciliación entre vida laboral y personal es una realidad casi imposible para muchas mujeres... Con un media de 1,5 hijos.... (...) ¿Qué tiene en realidad España de Slow?"Honoré contestó que efectivamente, todo apuntaba a que nos encontrábamos en una encrucijada, atrapados a medio camino entre la cultura anglosajona de la productividad, y la cultura latina del medio día cerrado, el almuerzo y la siesta. Y que sólo rediseñando esa realidad seríamos capaces de aprovechar todo el potencial de España para ponerlo al servicio de una cultura que en realidad sí tiene mucho de "Slow", "D-espacio".
Y con esto y con la foto que Manuel de Top Cazorla nos hizo a Carl y a mí, que aquél día estaba afónica perdida y con gripe y... Como no podía entrevistarle, se me ocurrió pedirle que escribiera, al dorso de una postal, lo que "Cool" significaba para él... "¿Pero... te duele mucho? me dijo después de garabatear "Significa hacer todo con tiempo y calma" al dorso de la postal... " No, no" dije yo con señas y sin voz. Como dice la peli, "... fue surrealista pero bonito". Que pases un puente muy d-espacio... ♥
Pd: Dedicada a Ilona Ruppel, por hacerlo posible.
Pd: Si te interesa profundizara en el Movimiento Slow, pincha aquí.
Madre mía, que interesante. Yo creo que debo informarme más sobre este movimiento porque me estoy dejando arrastrar por su oponente, el movimiento fast, y no me gusta.
ResponderEliminarGracias por el articulo, es genial.
http://myhappywindow.blogspot.com/