miércoles, 26 de septiembre de 2012

Al amparo de las letras


Una biblioteca pública sita en la calle "Page" de San Francisco sólo puede ser un buen lugar donde venir a trabajar.  Sentada en mi mesa -la primera a la izquierda, la más cercana a la puerta-, de rato en rato me gusta levantar la mirada y echar un vistazo, en plan "a ver, a ver... qué se cuece hoy por aquí"

Muchas cosas. Aquí la verdad es que se cuecen muchas cosas, pero casi todas en silencio. O si acaso en voz terciopelo.



He visto a madres salir con sus hijos en carrito por la puerta de un misterioso ascensor que lleva a la calle pasando por la biblioteca. No tengo claro si es una técnica americana de didáctica infantil para promover el hábito de la lectura en la más tierna infancia, pero prometo seguir indagando.  

He visto también a ilustradores de cómic como el que hoy dibuja a mis espaldas, a ancianos leyendo en ordenadores de penúltima generación y a supernormales como yo que vienen encantados con el wifi gratuito. 

De todos los visitantes, mis favoritos con diferencia son los que llegan cuando el sol nos regala reflejos de calor en la pantalla del ordenador. 

Casi todos se presentan envueltos en pelo. Y no estoy hablando de pieles. Si les miras al entrar, te sonríen más tiempo del que aguanta tu mirada. Luego siguen adelante, a una zona donde hay libros de Pompeya, los griegos y la Segunda Guerra Mundial.

Todo muy bélico para una gente que parece más bien pacífica, pero bueno. 

Me han contado que la mayoría son sin techo, personas que vienen a la biblioteca a abrigarse públicamente del frío que da vivir en la calle. 

Hoy me quedé por primera vez hasta el cierre de la tarde.

Me levanté disimuladamente y, al acercarme a su zona, vi que estaban terminando una partida de Scrabble

4 comentarios:

  1. En el centro Pompidou la situación era similar. Los parques públicos, los jardines, las bibliotecas públicas están ocupadas por personas con pocos recursos económicos. El resto han/hemos caído en la trampa y ocupamos los centros comerciales, pensando que son el nuevo santuario. Cada vez más pienso que la revolución de la cultura vendrá de las personas que buscan las wifis gratuitas, se refugian del frío en la bibliotecas y que saben buscar lo mejor al mejor precio. La escasez azuza el ingenio. Creo

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  2. La escasez azuza todo, qué gran verdad botedeplumas. A partir de la semana que viene voy a combinar mis ratos de trabajo en la biblioteca pública de Page con The Hub de San Francisco, un lugar de coworking que también promete revoluciones. Ahí vamos, tratando de hacerlo posible cada día. Un abrazo grande desde aquí.

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  3. Porque esos lugares son para todos creo yo.
    Muy bonita la historia que has enlazado.Me ha alegrado el dia.
    un abrazo
    Sophie

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  4. Sí que lo son XaruXamú.
    Me alegra haberte alegrado el día, es genial alegrar el día con historias.
    Un abrazo grande,
    Belén

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