jueves, 26 de julio de 2012

Vivir en un hotel



Dos semanas son igual a trece desayunos, ocho cenas solitarias y un ama de llaves tocando a primera hora del día a la puerta de la habitación 331 de un hotel con piscina de un país donde siempre es Primavera:

-¿... Servicio de lavandería? 

Dos semanas viviendo en un hotel donde no estás de vacaciones son una bomba de exploración. Y aunque ya no sé dónde está la delgada línea que separa el cuelgue máximo de la diversión más absoluta, ésta es la lista de curiosidades que mi libreta soleada ha recogido durante mi primera aventura docente en Guatemala.

He visto: 

-A un latino negociar con un asiático un contrato de zapatillas de muchos ceros sin decir números, mostrándolos sólo en la pantalla de su iPhone.
- Al mismo latino limpiar sus gafas con la servilleta del restaurante asiático durante los ocho minutos y treintaycinco segundos que se prolongó la negociación. (¿... Será una táctica de escuela de negocios?)

He visto: 

- A un anciano japonés desayunar con una coleta diminuta situada en lo más alto de su cabeza y a un americano de espalda-nogal calzarse un plato de huevos con bacon, frijoles y tortitas, mientras sacaba de su bolsillo unas pastillas muy sospechosas que volcaba en su vaso de zumo.

He visto: 

- A ocho mujeres bailar sin parar a última hora del día en un karaoke, mientras un aspirante a Ricky Martin y su banda les animaba a mover sus caderas y un camarero me preguntaba si la ensalada del César era para llevar o para tomar allí.


He visto: 

- A un hombre convaleciente de unos cuarenta y cinco años hacer largos en la piscina protegiendo su cabeza desnuda con un pañuelo muy favorecedor . (Sí, las enfermedades también pueden llevarse con estilo).

He visto: 

- La planta de Anturio más grande de mi vida y compartido desayunos con un grupo americano de unos cuarenta scouts.

He visto: 

A Anna, una camarera mayor a la que no se le escapa un huésped, sonreirme cada mañana a partir del segundo día y decirme:

- "El café... Con leche, ¿verdad?"

He visto: 

-A una mujer resbalarse por el alto de sus tacones.


Y lo mejor de todo...

Lo mejor de todo es que hoy he visto, por primera vez en toda mi vida:


- A un chico joven bajar a desayunar en pijama.  

 
 
*Imagen: Flores cosidas en una página arrancada de Apartamento Magazine. 

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