¿Lo ves rosa?

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Rosa es el color de los bebés, la suavidad de los pétalos, la dulzura hecha talco. Rosa son las cupcakes, (ya estamos otra vez) la sensibilidad y hasta una Pantera famosa: bendito rosa. Mezcla del rojo y el blanco, es un color tan positivo, que nadie imagina algo malo de color rosa.

Rosa son las flores y el nombre de algunas mujeres -Rosana, Rosalinda, Rosa y Rosario-, los batidos de fresa con nata, las sábanas de Zara Home y las medias que llevan los toreros. ¿Masculino el rosa? Masculino, sí. Porque hasta 1920, rosa era el color de los trajes de los niños, herencia de una tradición que decía así. "Si el rojo es masculino, el pequeño rojo (el rosa) es el color de los niños varones pequeños".

Me gusta el rosa palo de Sofia Coppola que se cuela en sus películas suavemente y de puntillas; el rosa de las flores y el del séptimo cielo, las nubes de algodón de la feria de Navidad y el color de mi parra en los días más dulces.

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Y me gusta también el pink, su homólogo atrevido, ése que un día nos desafío: "Think pink" y ¡sé optimista! El pink que he descubierto en el blog de La Delgada Línea Rosa, límite certero que separa lo que funciona de lo que no funciona y el pink de las buganvillas, la remolacha y los cactus tintados.

Soy fan del pink de Andy Warhol que me enseña a esperar, su-per-fan de todo el pink que Recién Llegada me ha regalado por correo postal este año, y del "Shocking pink", -loco-loco-loco- que Elsa Shiaparelli le tomó prestado a los surrealistas para colarlo en la moda de los años 30.

Me gusta. Me gusta el rosa: porque sabe cómo hacer para subirle los colores a la vida, y transformar la dulzura en una auténtica rEvolución. Y a ti, ¿te gusta el rosa?

*Librairie Husson
**Witches and slippers and hoods